viernes, 13 de agosto de 2010

LOS ENOJOS SIEMPRE APARECEN

Extraído del libro: “Auxilio, me atacó la estupidez!” escrito por Elías Bajer

Los enojos aparecen siempre!

El enojo (dicen los que estudian este tema) tiene probablemente sus raíces desde nuestra temprana edad cuando de niños utilizamos aquellas rabietas para conseguir las cosas. Ya de grandes tenemos ideas de alcanzar “algo” y cuando algún obstáculo se interpone, nuestra reacción generalmente es enojarnos. No es raro que las ofensas y los enojos anden de la mano. Todos en algún momento nos enojamos, es normal. “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”[1] dice el gran Libro; no es problema enojarnos, sino cuanto tiempo nos durará. La recomendación es que no dure todo el día; todos conocemos a personas que viven enojadas con alguien durante toda la vida, cargan día a día un sentimiento llamado enojo inservible para todo.

Albert Einstein decía que en los momentos de crisis, la imaginación es más importante que el conocimiento. El tema no es dejar de enojarnos sino lo que haremos con ese enojo y como vamos a tratarlo. Enojarnos genera enojos y los enojos se comienzan a acumular unos sobre otros y terminan hiriendo y distanciando a las personas. Preguntas interesantes para hacernos: ¿qué me enoja, la actitud o la persona, o no conseguir lo que quiero?

Analizando la relación de ofensa y enojo de John y Mary por un inservible tallado aún no realizado en un árbol olvidado dentro de un bosque intransitable que seguramente jamás volverán a verlo, nos podemos dar cuenta de lo que una estupidez significa en las relaciones humanas: algo sin importancia ni sentido es totalmente capaz de generar poderosas acciones destructivas.

Generalmente vamos a encontrar que los inicios de los enojos son realmente motivados por estupideces, boberías, simplezas, sin embargo para mirar estas cosas como tales requiere de nosotros un gran poder para poder ubicarnos fuera del problema y liderarnos como adultos sin enojarnos ni reaccionar en consecuencia.